Entrevista con 10 mujeres feministas del mundo, entre ellas la activista gitana Patricia Caro

Con motivo del día internacional de la mujer, compartimos este artículo escrito por diaro.es en el que 10 destacadas activistas feministas nos hablan de las luchas de muchas mujeres por conseguir la igualdad y nos recuerdan a nosotras mismas y al patriarcado que todavía nos queda muchas barreras por derribar.

¿Contra qué actitudes machistas luchan? ¿Qué estrategias utilizan? ¿Qué críticas reciben? Nos responden desde India, Nigeria, España, Guatemala, Polonia, Ecuador…El elemento en común más destacado de todas las mujeres consultadas son las críticas e insultos recibidos por ser feministas.

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Artículo completo:  http://www.eldiario.es/desalambre/llaman-radicales-exageradas-defender-derechos_0_492051515.html

Patricia Caro Maya, España

Es activista por los Derechos de las Mujeres, especializada en Romnja, que son las mujeres gitanas de lengua romaní, y Calis, las mujeres gitanas españolas. Forma parte del Europe and Central Asia Advisory Group de la ONU y ha trabajado para la OSCE. Recientemente ha organizado el I Encuentro de Feministas Europeas Romnja en el Parlamento Europeo desde el que se lanzó la I Declaración sobre todas las formas de violencia contra las mujeres y niñas Romnja. Actualmente se encuentra terminando la carrera de psicología e investiga sobre el sexismo en las comunidades calés.

– Contra el «es tablishment masculino blanco»

Quiero empezar por recalcar que la mayoría de los mecanismos de opresión vienen del establishment masculino blanco. La opresión que sufrimos los gitanos y gitanas también tiene género, y creo que tiene que haber medidas dirigidas a la liberación de este colectivo. Es importante hablar en términos de violencia, porque el sexismo y la opresión son eso: formas de violencia. Dentro de la estructura dominante, que es la estructura institucional masculina paya, se genera violencia hacia las mujeres.

En ese contexto, ocurre un «efecto pigmalión» dentro de las comunidades gitanas que provoca que los hombres gitanos aprendan de las estructuras del poder, dominadas por los hombres blancos, la manera en la que tratan a las mujeres. Este aprendizaje hace que se reproduzcan comportamientos violentos y opresores hacia la mujer iguales o incluso peores que los de los payos, dado que las mujeres gitanas están doblemente reprimidas. Creo firmemente que son las instituciones las que tienen que cambiar y generar discursos prescriptivos, que marquen lo que se debe hacer sin generar estereotipos de género.

– Trabajar con las dominadas y con quienes dominan

Una de mis principales estrategias de lucha feminista es mi formación constante. Formarme me ayuda a poder visibilizar las estrategias del patriarcado neosexista y a compartir mis conocimientos y mis recursos con mujeres que están en una situación desfavorable.

Además, promuevo la alianza con otras mujeres y con aquellos hombres que quieran acercarse al movimiento feminista, pero también con cualquier otro movimiento que se encuentre en una situación de grupo oprimido y que busque revertir la jerarquía y romper las relaciones de poder para establecer un nuevo orden mundial. Toda esta lucha la llevo a cabo desde diferentes ámbitos: como activista independiente, desde distintas organizaciones, con mi trabajo en los medios de comunicación y, lo más difícil: procuro extenderla también a mi entorno más cercano. Yo no entiendo el trabajo de una manera parcializada. Para mí, no tiene sentido el trabajo en una comunidad sin trabajar simultáneamente con las comunidades que tienen el poder y dominan.

También me gustaría destacar la lucha conjunta que tenemos las mujeres gitanas en redes que no son visibles y que se sostienen mediante estrategias de resistencia, de información, espiritualidad y apoyo. Por poner un ejemplo: de todas las personas gitanas que participan en la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, el 100% son mujeres.

– «Dicen que soy demasiado ‘progitana»

Ser una mujer feminista dentro de una cultura «aminorizada» (que no es minoritaria, sino que ha visto reducido su representación e influencia social) supone recibir críticas desde distintos frentes. En primer lugar, los hombres blancos payos machistas, que emiten las mismas críticas que les hacen a las mujeres payas, todo para sustentar su situación de poder. En segundo lugar, recibo críticas también de mujeres payas porque buena parte de su modelo feminista se construye como un contraejemplo de la mujer gitana. Esto, que resulta sorprendente, se debe a que existen relaciones de poder dentro del propio colectivo feminista: muchas feministas blancas europeas se consideran en el centro y, por lo tanto, el resto de feminismos, como pueden ser los religiosos, indígenas o romaníes, se quedan en los márgenes. De este modo, un colectivo determinado establece lo que es feminismo y lo que no, mientras que nosotras luchamos por aportar nuestra propia mirada.

Por último, quiero decir que, siendo totalmente sincera, jamás me he encontrado con ningún gitano que haya criticado mi trabajo y siempre he recibido aceptación hacia mis propuestas. Lo que sí que me he encontrado han sido hombres neosexistas (tanto payos como gitanos) que emiten comentarios negativos de todo tipo. Siempre me llama la atención cuando estos últimos me dicen que soy «demasiado progitana», como si eso implicara ser «demasiado antiblanca». Vienen a decirme qué es feminismo, y qué no.